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domingo, 3 de julio de 2011

El Circo




El Circo
 
  



 Un circo es un espectáculo artístico, normalmente itinerante, que puede incluir a acróbatas, payasos, magos, adiestradores de animales y otros artistas. Es presentado en el interior de una gran carpa que cuenta con pistas y galerías de asientos para el público. Las pistas de los circos suelen ser áreas circulares donde se presentan las funciones; por consiguiente, el circo de tres pistas es considerado más atractivo por la variedad de espectáculos que se disfrutan al mismo tiempo.
En la actualidad existen circos estables y fijos geográficamente, y algunos de éstos no poseen actos que incluyan animales, pero en muchas ocasiones el circo continúa con su carácter pasajero, lo cual puede ser anunciado por un desfile, avisando que el circo va llegando al poblado.

 

Hoy en día las artes circenses no son únicas de las pistas del circo, sino que también son empleos y sub-empleos desempeñados en otros lugares, dígase en las avenidas de una ciudad.
En Argentina se dio una variante de este género artístico, denominada «circo criollo». Surgida entre 1840 y 1866 en los alrededores de la ciudad de Buenos Aires, difundió principalmente el género gauchesco a través de danzas y canciones.

 







Historia del circo

El circo representa una importante parte de la cultura humana, una noble empresa construida a lo largo de muchos siglos, prácticamente desde que el hombre empezó a registrar sus hazañas, sus descubrimientos, sus ideas, sus creencias, resumiendo, su cultura.

La acrobacia, así como el malabarismo, el contorsionismo, y otras prácticas corporales que actualmente se asocian al universo circense, son expresiones humanas (prácticas) anteriores a los propios conceptos de Circo o de Artes del Circo.

Antigüedad

La historia del Circo se remonta el legado cultural dejado por algunas de las civilizaciones antiguas, desde el lejano oriente (China, Mongolia, India, etc.), hasta el occidente próximo (Grecia, Roma, Egipto, etc.). En estas sociedades, aproximadamente 3.000 años atrás, algunas de las actividades que hoy relacionamos como parte del contenido circense, como la acrobacia, el contorsionismo o el equilibrismo, tenían una utilidad altamente relacionada con la preparación de guerreros, con los rituales religiosos y con las prácticas festivas.
La práctica de la acrobacia se remonta a la cultura mesopotámica, con un pasado de más de 3.000 años. En ese momento, según estos autores, el acróbata competía «consigo mismo, con las fuerzas de la naturaleza y con sus propios compañeros de tribu».
Paralelamente en China, el «arte acrobático», o simplemente la acrobacia, «tiene una historia milenaria», superior a los 2.000 años, conforme prueban los hallazgos arqueológicos. Según los apuntes de David Marfil (2004), unas de las pruebas más antiguas del la existencia del circo es un grafiti encontrado en Egipto en la tumba de Ben Hassan con fecha aproximada de 2040 a. C.
En el antiguo oriente (3.000 años atrás aprox.), los malabaristas y acróbatas ya viajaban juntos en troupes, utilizando todo tipo de objetos, tales como armas (instrumentos típicos de las artes marciales), juguetes infantiles (diábolo, bastón del diablo), utensilios domésticos (jarrones de porcelana), que lanzaban y recibían con diferentes partes del cuerpo, por ejemplo.

Por otro lado, en Grecia, los gladiadores en su búsqueda particular por demostrar gran fuerza, realizaban juegos malabares con objetos de gran porte (en su mayoría pesados), como las ruedas de los carros, por ejemplo. En la cultura griega, y en otras del mismo período, las mujeres también «malabareaban», como se puede apreciar en algunas ánforas y jarrones griegos o en los grabados de las tumbas egipcias. Además, en otras civilizaciones antiguas, como la China y otras de la América Central y del Pacífico Sur, las mujeres también participaban de este tipo de actividades, como bien ilustra el famoso caso de las islas Tonga (Pacífico Sur), donde las niñas (solamente mujeres) hacían, y todavía hacen, malabarismos con grandes nueces denominadas tui tui, y donde el éxito de su acto malabarístico tiene consecuencias sociales importantes, respecto al matrimonio, a las posibilidades de ascensión social, etc.

Con los primeros viajes a América llegaron noticias de las costumbres indígenas, como en el caso de los Aztecas, especializados en el antipodismo (malabares con los pies), y los Shoshoni del Sur de California, donde los malabares hacían parte de los juegos de los niños como por ejemplo en carreras de velocidad mientras manipulaban tres pelotas.
Con todo, fueron los romanos que en la antigüedad dieron el nombre Circo a las actividades de entretenimiento, o mejor dicho, a los espectáculos públicos. Según el diccionario de la Real Academia Española de la Lengua (1992: 480), circo era «el lugar reservado entre los romanos para algunos espectáculos, especialmente para las carreras de carros y caballos. Tenía comúnmente forma de paralelogramo prolongado, redondeado en uno de sus extremos, con gradas alrededor para los espectadores». Además de las carreras, en el circo romano, los desafíos concentraban los duelos de vida y muerte, entre hombres y animales, un concepto parecido al que tenemos en la actualidad (corridas de toros).

Edad media hasta la actualidad

Tras la decadencia de estas civilizaciones antiguas, principalmente las occidentales, las artes corporales (teatro gestual, danza, gimnasia y circo) se «eclipsaron», perdiendo su interés entre la población. Posteriormente, en la Europa de la Edad Media, las artes corporales empezaron a recobrar su espacio, volviendo poco a poco a la realidad ciudadana. Pero fue en el Renacimiento, cuando los artistas circenses volvieron a tomar los pueblos, las calles de muchos países europeos, ampliando el status social de dicha cultura. El circo en el Renacimiento «deslocava os habitantes das vilas e cidades das rotinas binárias do trabalho e do descanso», consolidando en una práctica que rompía con el orden institucional, divergía del concepto utilitario y visaba sobre todo, la risa descomprometida de la función educativa, buscando encantar y entretener el público. Era un arte del entretenimiento.

En este período las «troupes de saltimbanquis» ya incluían en sus espectáculos la música, el baile, los cuentos populares, las narraciones épicas, los títeres, además de las habilidades clásicas como la acrobacia y los malabares  En este momento imperaba una forma «libre» de exploración de las posibilidades corporales . En muchos pueblos se llegaba a acoger a los artistas itinerantes, ofreciéndoles un lugar para presentar sus espectáculos, como atracción de los acontecimientos públicos importantes. De forma lenta, pero sólida, se pudieron formalizar itinerarios, caminos por los cuales miles de artistas solían pasar durante todo el año.
En la opinión de el circo contemporáneo se caracteriza por una mezcla de prácticas, de las cuales podemos destacar la música, el teatro, la pantomima, la acrobacia, la gimnasia, etc. Se trata de un modelo artístico de circo, en el que la técnica está al servicio del arte, de la expresión.
El primer circo moderno fue inaugurado por Philip Astley en Londres, Inglaterra el 9 de enero de 1768.

El circo y la vulneración de derechos




  
Los derechos humanos y derechos de los animales han sido una parte integral de la evolución reciente de los circos y las artes circenses en general.
Por ejemplo, las deformaciones o condiciones especiales en animales o en humanos, eran parte de un espectáculo mórbido que, peyorativamente, se refería como fenómenos. Un caso famoso fue el del «Hombre elefante». Aunque vetados en muchas partes del mundo, en algunas otras, estos espectáculos continúan en una forma separada y paralela a algunas ferias o carnavales.

Respecto a los derechos de los animales, son numerosas las ONG de defensa de los derechos de los animales, ciudadanos y colectivos sensibilizados en el tema, que no sólo critican duramente el trato que se le da a los animales que son empleados en algunos circos, si no que desaprueban el hecho de sacar a los animales de su hábitat natural contra su voluntad, encerrarlos y usarlos como objetos para entrener. Por ello, hacen campaña para pedir a la gente que no vaya a circos en los que se haga uso de animales.

También se denuncia que conductas que en muchos circos se ven habitualmente, como los animales enjaulados que no paran de vueltas o los elefantes que mueven la cabeza de lado a lado continuamente, son muestras de los trastornos psicológicos acarreados a estos animales por la vida en el circo. Por ello, en algunos países se ha prohibido el uso de determinadas especies, como en la India, donde en 2009 se prohibió el uso de elefantes tanto en circos como en zoológicos, o en otros, como Canadá, Suecia, Dinamarca y Bolivia,7 además de en diversas ciudades de otros estados, donde está prohibido el uso de cualquier animal en los circos.

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